El efecto látigo (bullwhip effect en inglés) en una cadena de suministro consiste en una ampliación de la demanda real de un producto, aumentando progresivamente los niveles de stock y recursos utilizados en la fabricación según se va retrocediendo aguas arriba.

Veamos un ejemplo de nuestra vida cotidiana
No siempre somos conscientes, pero el efecto látigo nos lo encontramos en muchas actividades de nuestra vida. Básicamente cuando la información de algo que sucede no se transmite en tiempo real a lo largo de un suceso de eventos (o una cadena). En ese caso las decisiones las tomaremos con la información que tenemos o con una previsión (o suposición) de los hechos.
Este es lo que nos encontramos en muchos de los atascos de tráfico. Realmente, de manera muy frecuente, no hay una causa que justifique el atasco, con una larga cola de coches parada.
El comportamiento, a modo de ejemplo simplificado, se puede ver en el siguiente video:
- Nos encontramos con una fila de vehículos circulando, por ejemplo, a 100 Km/h. La distancia que dejamos con el vehículo que nos precede es la que consideramos suficiente para una conducción segura.
- En un momento dado, un conductor (coche 1), por ejemplo, ve algo que le interesa, y levanta el pie del acelerador, reduciendo la velocidad durante un instante a 80 Km/h.
- El coche que circula detrás (coche 2) tarda unos instantes en reaccionar, por lo que la distancia de seguridad se reduce. Debido a esto, disminuirá la velocidad de manera más intensa, pasando por ejemplo a 50 Km/h.
- Al suceder un mayor descenso de la velocidad que con el coche 1, el siguiente vehículo (coche 3), debido al retraso en reaccionar, se verá obligado a disminuir la velocidad de forma más brusca. También reducirá en mayor medida la distancia de seguridad, pasando a 20 Km/h.
- Finalmente, el siguiente coche (coche 4) verá aumentado este efecto, viéndose obligado a reducir la velocidad hasta detenerse.
Esto obligará al resto de vehículos a parar, pensando que tal vez ha habido un accidente o una causa importante que ha causado este atasco de tráfico.
El efecto látigo en una cadena de suministro
¿Cómo se produce el efecto látigo en la cadena de suministro?
Recibe el nombre de efecto látigo por similitud a un látigo, en el que un pequeño movimiento en el extremo que lo sujetamos se amplía y produce un movimiento de gran amplitud en el otro extremo.
El efecto látigo nos lo encontramos en la cadena de suministro de forma muy similar a la que se producían los atascos de tráfico. Suceden eventos al final de la cadena que son desconocidos aguas arriba, y que se van amplificando progresivamente según retrocedemos.
Veámoslo con un ejemplo.
La situación parece catastrófica, pero esto no es más que el comienzo, ya que enseguida la tienda verá que el nivel de ventas es el normal, con 100 uds/semana. Debido a los productos extras que había pedido, verá que tiene stock para 3 semanas y dejará de realizar pedidos durante un par de semanas.
El centro de distribución se encontrará con 600 uds de stock, y sin ningún pedido, por lo que tendrá que asumir un sobrecoste importante logístico de almacenaje para un producto que no expide.
La fábrica se encuentra con grandes cantidades de stock de materia prima y producto acabado tras verse obligada a pedir grandes favores a sus proveedores, tener que pagar un coste extra por pedidos urgentes y tener los almacenes saturados. Todo esto además de unos resultados de eficiencia especialmente negativos debido a las acciones extraordinarias, trabajo de fin de semana, contratación de nuevos operarios temporales sin formar, etc. Finalmente, una vez que dispone del material y capacidad necesaria para cubrir las 600 uds/semana, e incluso más por si fuese necesario, se encuentra con varias semanas sin pedidos para fabricar, con el efecto devastador que esto causa.
Por último, los proveedores se encuentran con una situación similar a la de la fábrica, pero con cantidades incluso superiores, por si fuesen necesarias.

¿Por qué se ha producido el efecto látigo?
Ya vemos que básicamente el efecto látigo se ha producido porque:
- Se trabaja con previsiones en un sistema gestionado por stock en diferentes puntos de la cadena de suministro.
- Los pedidos llegan “inflados” debido a que la información nos llega tarde y de forma errónea, causando una sobrerreacción (información descentralizada).
- Políticas comerciales mal comunicadas pueden hacer entender un incremento del consumo habitual en lugar de pedidos puntuales debido a una promoción u ofertas especiales.
- La existencia de pedidos mínimos elevados, causando incrementos de stock y mayores plazos de entrega, y por lo tanto mayor incertidumbre.
- Objetivos distintos en los diferentes eslabones de la cadena de suministro. Por ejemplo disminuir precio de compra (lotes grandes) o mejorar tiempo de servicio al cliente (lotes pequeños).
- Desconfianza entre los integrantes de la cadena de suministro, causando la falta de información sobre las necesidades reales o el consumo del mercado.
¿Cuáles son las devastadoras consecuencias del efecto látigo?
Vamos a ver algunos de los efectos que más impactan en nuestra empresa debido al efecto látigo en nuestra cadena de suministro:
- El stock aumentará de forma importante según vayamos aguas arriba en nuestra cadena de suministro, requiriendo un importante incremento del circulante. Esto puede requerir un esfuerzo importante para muchas empresas y no en todos los casos será posible. También causará un importante incremento de costes para gestionar dicho stock: espacio y medios adicionales de almacenaje (naves, estanterías), elementos de transporte y personal adicional. No nos podremos olvidar de otros efectos debido al aumento de stock, como riesgo de obsolescencias o la existencia de otros problemas que pueden quedar ocultos por este stock (problemas de calidad, tiempos de cambio de formato muy largos, etc).
- Incremento del coste de producción y logístico al tener que hacer frente a picos y urgencias, en ocasiones por encima de la capacidad instalada. Cuando trabajamos por encima del ritmo para el que se ha diseñado el sistema, nos encontraremos con muchos despilfarros que harán que disminuya la eficiencia, aumentando los recursos necesarios, y por lo tanto los costes y los plazos habituales.
- Coste de almacenaje, ya que además de tener más stock para hacer frente al incremento de la demanda, será necesario almacenar lo que se ha producido y posteriormente no se ha consumido (debido a las fluctuaciones a la baja posteriores), tanto en producto acabado como en materias primas.
- Aumento de los plazos de entrega al fabricar lotes mayores. Este aumento será adicional al ya comentado anteriormente debido a las ineficiencias del sistema.
- Roturas de stock por el incremento en los volúmenes. También son debidas por fabricar grandes cantidades de productos (que realmente no serán necesarias más adelante), no dejando tiempo para fabricar lo que realmente sí hace falta entregar.
- Gran incertidumbre en las previsiones debido a las fluctuaciones y a los largos plazos de entrega.
- Incremento de inversiones innecesarias, para aumentar la capacidad instalada y cubrir los picos de demanda no real.
- Mayores gastos productivos por contratación de personal temporal, trabajadores inexpertos y periodo de formación de nuevos trabajadores.
¿Cómo se puede reducir el efecto látigo?
Ya hemos visto que el efecto látigo se debe a un comportamiento erróneo en la cadena de suministro. Por lo tanto, para evitar que esto suceda, nuestra cadena de suministro debería ser:
- Ágil. Es decir, la información y los materiales deben moverse con fluidez y de forma rápida a lo largo de la misma, en ambos sentidos.
- Coordinada. Es una consecuencia de compartir la información. De esta manera todos trabajarán con las mismas necesidades, siendo ésta la requerida por el cliente.
- Adaptable. Las condiciones pueden variar en el tiempo. La situación nunca es estable en largos periodo de tiempo, por lo que los elementos de la cadena deben saber ver esos cambios y adaptarse a los mismos.
Para minimizar el efecto látigo, desde el Lean Manufacturing disponernos de una serie de herramientas de probada eficacia. Las principales son:
- Heijunka.
Consiste en un alisado de la demanda, poniendo un filtro entre las variaciones del consumo del cliente final y la actividad en el eslabón inmediatamente superior. Este filtro consiste en un nivel de stock necesario que absorba estos incrementos y decrementos. Esta herramienta tiene como objetivo producir todos los modelos cada día, fabricando lotes muy pequeños.

- Kanban.
A través de esta herramienta conseguiremos definir un sistema de flujo tirado (PULL), definiendo nuestras actividades en función de lo que realmente está sucediendo, y no por una previsión, que como hemos visto, es una causa muy importante del efecto látigo.
- Value Stream Mapping (VSM).
Nos ayudará enormemente a tener una visión clara de toda la cadena de suministro, identificar las interacciones entre los diferentes procesos, entender los flujos de información, identificar las áreas de mejora y definir los cambios necesarios para un mejor funcionamiento.
En todos los casos la solución no será ni inmediata ni evidente, requiriéndose un proyecto de análisis e implementación adecuado a las necesidades del entorno.
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